Un día decidí escribir un no sé qué, un no sé cuándo ni adonde, ni por qué para que nadie entendiera lo que en realidad sucedía en mi interior. Y eso luego devino en yo sé cómo, yo sé cuándo, yo sé dónde y por qué, pero tampoco supieron desentrañar la verdad.Por eso, publicaré algunos de mis cuentos, relatos y poemas.Y tambien textos de autores que dejaron su impronta... Quizás así puedan entender...

sábado, 16 de octubre de 2010

¿Vendrán lluvias suaves?



Amigos, ¿cómo están?



Por fin de vuelta en este hermoso mundo Blogger.


Este año ha sido complicado para mí, en cuánto a la informática. Casi cuatro meses, en total, desconectada por mi caprichosa "niña".


Hoy les voy a hablar de la relación que tengo con la ciencia ficción.


En el mes de febrero publiqué un post llamado “Para que sirve la Literatura”, que tuvo su origen en una sugerencia que me hizo la encantadora dama que me orienta en el camino de la literatura: “Rorry… Escribí una página donde hables de para qué sirve, según tus propias ideas, la literatura.”


Ni qué decir que la página original devino en tres y que hubieran sido más, si no hubiera recordado a tiempo la sugerencia de mi profesora.


Y ahora voy a hablar o mejor dicho escribir acerca de nació mi atracción hacia el género de la ciencia-ficción.


No creo haber tenido muchos libros infantiles con coloridas ilustraciones, quizás uno o dos, porque mi hermana y mi mamá me leían los cuentos que estaban en “El libro de las narraciones interesantes”, que era una de las secciones del “Tesoro de la Juventud”; esa maravillosa colección de la Editorial Jackson.


Recuerdo si, a “El Minotauro”, de Monteiro Lobato. Integraba una colección, lo que hoy llamaríamos una saga, de cual hubo un solo tomo en mi hogar. Contaba las aventuras de una abuela y sus dos nietos, que viajaban por el tiempo merced a unos polvillos milagrosos. Sus ilustraciones, al lápiz, reflejaban las tareas de Héracles. La naración Empieza en el Monte Parnaso (el Olimpo de los romanos)donde conocen a los dioses. Asisten a la lucha de Heracles (Hércules para la mitología romana), con la Hidra de Siete Cabezas y a la liberación de Prometeo de su tormento en el monte Cáucaso. Sumado a los incontables libros de Julio Verne que leía, mi mente era campo fértil para lo que iba a suceder después.


Tenía alrededor de nueve años cuando Papá trajo a casa el primer ejemplar de “Más allá”, la primera revista de ciencia-ficción argentina. Instantáneamente quedé atrapada por el género que me permitía acceder a mundos y culturas distintos, con planteos antropológicos, sociológicos y psicológicos que lindan con la futurología. Mundos ideales u atroces, pacíficos o guerreros. Por supuesto que a esa edad no pensaba en antropología, sociología ni otras yerbas. Sólo sentía una sed intensa por leer más y más. Aclaro que no por ello, abandoné la lectura de novelas y cuentos de otro tipo. En realidad, mi mente era una esponja que absorbía todo. Como una adicta, quería más y más.


Los autores de ciencia ficción que más me gustan son: Isaac Asimov, Paul Anderson, J.G. Ballard, Ray Bradbury, Orson Scott Card, Arthur Clarke, Robert A Heinlein, Aldous Huxley, George Orwell, Frederik Pohl. De otros no recuerdo el nombre, pues leí muchas antologías y/o revistas de ciencia ficción.


Los temas que predominan en la CF son: el fin de la especie humana o su decadencia, la emigración a otros mundos por la degradación del planeta, el choque de culturas y la discriminación casi inevitable. Capítulo aparte son los robots, especialmente enfocados por Isaac Asisimov; y las computadoras.


Bueno, queridos amigos, toda esta parrafada tuvo por objeto ofrecerles, para su lectura, el cuento “Vendrán lluvias suaves”, de Ray Bradbury, que integra el libro “Crónicas marcianas”


Pueden bajarlo de aquí.


Es un cuento muy corto y me gustaría que pudieran leerlo para darme su opinión.
 
Rorry, la Charo

1 comentarios:

Anónimo dijo...
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