Un día decidí escribir un no sé qué, un no sé cuándo ni adonde, ni por qué para que nadie entendiera lo que en realidad sucedía en mi interior. Y eso luego devino en yo sé cómo, yo sé cuándo, yo sé dónde y por qué, pero tampoco supieron desentrañar la verdad.Por eso, publicaré algunos de mis cuentos, relatos y poemas.Y tambien textos de autores que dejaron su impronta... Quizás así puedan entender...

lunes, 10 de enero de 2011

DOLOR...Murió María Elena Walsh

No hay palabras...
 Solo una breve biografía y 3 de sus canciones, que como otras tantas, marcaron momentos de nuestra vida.

María Elena Walsh nació el 1 de febrero de 1930 en Ramos Mejía, suburbio de la ciudad de Buenos Aires. Caserón grande, con patios y gallinero, un pomerania negro, rosales, gatos, limoneros y naranjos y una higuera muy cómoda sobre cuyas ramas la hija rubia y pecosa de «un inglés del ferrocarril» leía durante la siesta de los mayores Los Tres Mosqueteros, Robinson Crusoe y La Cabaña del Tío Tom. Antes de finalizar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a los diesisiete años, escribió su primer libro: Otoño Imperdonable, libro de poemas que mereciera el segundo premio Municipal de Poesía. Ya antes, en 1945, había publicado sus primeros versos en la legendaria revista El Hogar y en el suplemento literario de La Nación.

En 1948, viajó a los Estados Unidos invitada por Juan Ramón Jiménez. En 1952 partió hacia Europa, radicándose en París durante cuatro años. Allí, con Leda Valladares, formó un dúo que se dedicó a difundir el folklore argentino, recibiendo premios y el aplauso del público. Es en esa época también que comienza a escribir versos para niños.

Desde 1959 escribe guiones para TV, obras de teatro, canciones para niños. Las canciones de sus obras de teatro (Canciones para mirar, Doña Disparate y Bambuco, etc.), la letra y la música de sus canciones son cantadas por millares de niños en la Argentina, generación tras generación, quienes participan del mundo de fantasía e ingenio que les propone María Elena Walsh.

La Flor del Jacarandá


Los ejecutivos


Serenata para la Tierra de uno




No hay palabras. María Elena fué parte de nuestra adolescencia, juventud y siguió a nuestro lado en la adultez.
Chau, María Elena, como siempre, y más aún ahora, cada vez que camine por una calle alfombrada por las bellas flores de jacarandá y aspire su aroma, te agradeceré la poesía, la ternura y el amor.

María del Rosario Márquez Bello
Rorry, la Charo

 
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