Un día decidí escribir un no sé qué, un no sé cuándo ni adonde, ni por qué para que nadie entendiera lo que en realidad sucedía en mi interior. Y eso luego devino en yo sé cómo, yo sé cuándo, yo sé dónde y por qué, pero tampoco supieron desentrañar la verdad.Por eso, publicaré algunos de mis cuentos, relatos y poemas.Y tambien textos de autores que dejaron su impronta... Quizás así puedan entender...

lunes, 29 de noviembre de 2010

Horoscopo



HOROSCOPO
Leopoldo Marechal

«Es la noche -dijiste- pon tu espejo
debajo de la almohada al acostarte
y en él verás, si sueñas, el reflejo
de la mujer que nunca ha de olvidarte.»

Llegó la noche al fin. Bajo la almohada,
recordándote, amada,
puse el cristal revelador. De suerte
que soñé con la muerte.



De "Los aguiluchos" 1922

Este poema me parece especialmente perturbador. Sorprende y cuenta una historia en pocas líneas, pero esas líneas son de una gran intensidad.

martes, 23 de noviembre de 2010

El amor es un robo -



El amor es un robo
Leopoldo Marechal

El amor es un robo -me dijiste una tarde-
robamos y nos roban, y así pasa de modo
que en los senderos quedan nuestras mejores galas
resecas como lirios que marchitó el otoño.


Han pasado los años y de nuevo tu imagen
cruzó por mis ideas con la luz de un meteoro,
y mirando en mi abismo y hallando mucha sombra
recuerdo tus palabras: El amor es un robo.

LEOPOLDO MARECHAL
De "Los aguiluchos" 1922


La poesía de Marechal quizás no es tan conocida como su prosa.

Breve Biografía
Poeta, narrador, dramaturgo y ensayista argentino nacido en Buenos Aires en 1900.
Fue maestro y profesor de enseñanza secundaria y formó parte de la generación que giró en torno de la revista Martín Fierro. En 1926 viajó por primera vez a Europa, donde trabó amistad con importantes intelectuales y pintores españoles y franceses. En 1930, nuevamente en París, escribió los capítulos iniciales de «Adán Buenosayres».
A su primer libro de poemas, «Los Aguiluchos» 1922 le siguieron: «Días como flechas» 1926, «Odas para el hombre y la mujer» 1929, «Laberinto de amor» 1936, «Cinco poemas australes» 1937, «El Centauro» 1940, «Cantos a Sophía» en 1940, «Canto de San Martín» 1950, «Heptamerón» 1966, «El poema de Robot» 1966 y el «Poema de la Física» (recuperado póstumamente). Al fallecer en 1970, estaba escribiendo la novela «El empresario del caos».© http://amediavoz.com/marechal.htm

viernes, 12 de noviembre de 2010

Murphy tenía razón

 “Si algo puede salir mal, saldrá mal”


Creo que la mayoría de las personas está de acuerdo con esta aseveración de Edward A. Murphy. En cuanto a mí, no dudo que este año ha sido regido por esta sentencia. Es que, en total, estuve más de cuatro meses sin mi computadora y, en consecuencia, no atendí el blog como debería haberlo hecho.


Cuatro veces mi niña informática se declaró en huelga, hasta llegar a casi un estado de no retorno. Durante todo ese tiempo, procuré tomar las cosas con calma y, a decir verdad, me asombró comprobar que no era tan adicta a la computadora como creía. Me hacía falta más por razones prácticas que por dependencia. Extrañaba eso si, el procesador de texto, los últimos audiolibros que había bajado y que dormían en sus entrañas, mi conexión con las radios online y la música que ellas me prodigaban.


Y estas palabras resonaban en mi cabeza: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”. Fue por eso que, en cuanto me entregaron la computadora, resolví buscar a Murphy y a su famosa ley en Google.. Así fue como descubrí que tiene varios corolarios, algunos de los cuales se ajustan perfectamente a lo que viví estos últimos meses. A saber:


1.- Nada es tan fácil como parece.
Y así fue, lo que en principio parecía algo simple, la fuente de energía no funcionaba, devino en un desastre casi total con más complicaciones de las esperadas y fueron tantas las piezas que hubo que reponer que de mi computadora sólo quedaron el gabinete, la fuente y el grabador de dvd.
2.-Todo lleva más tiempo del que usted piensa.
Y sí, llevó mucho más tiempo, pues con intervalos de tres meses, y luego otro mes, volvía a quedar sin computadora por problemas de hardware. Esto se debió a que el amigo que se ocupa de ella tuvo que viajar al interior del país por motivos de trabajo (y ya sabemos lo celosos que son los técnicos con la máquina que reparan y lo mal que se ponen cuando otra persona mete mano en su territorio), por último, hubo que esperar la reposición de la mother que funcionaba mal (esta vez por defecto de fábrica).


3.-Si existe la posibilidad de que varias cosas vayan mal, la que cause más perjuicios será la única que vaya mal.

Este corolario se cumplió de manera irrefutable. La mother dijo basta y arrastró en su caída a la micro-procesadora y la memoria. ¡Socorro!
Así es, amigos y seguidores, que estoy de vuelta, después de un año complicado a nivel cibernético, esperando que todo se desarrolle sin inconvenientes a partir de ahora.
¡Pero no…! Me había olvidado que, cuando volvió mi niña cibernética a casa, me advirtieron que el disco duro estaba viejito y puede ser que quiera jubilarse en cualquier momento.
¡Ay! Qué complicado que es navegar por el mundo cibernético cuando los Hados están en nuestra contra. ¿Tendré que llamar a un exorcista, hacer algún gualicho, colgar una ristra de ajo encima de la computadora o buscar dos estampitas: una de San Edwin de Chucuito que parece que es el patrono de los técnico de computadoras y otra de San Isidoro de Sevilla, Patrono de Internet y de los Internautas.
En fin, después de esta larga parrafada con la que espero se hayan aclarado los motivos de mis reiteradas ausencias, me voy a visitarlos.
María del Rosario Márquez Bello
Rorry, la Charo


Buenos Aires, 12 de noviembre de 2010

sábado, 16 de octubre de 2010

¿Vendrán lluvias suaves?



Amigos, ¿cómo están?



Por fin de vuelta en este hermoso mundo Blogger.


Este año ha sido complicado para mí, en cuánto a la informática. Casi cuatro meses, en total, desconectada por mi caprichosa "niña".


Hoy les voy a hablar de la relación que tengo con la ciencia ficción.


En el mes de febrero publiqué un post llamado “Para que sirve la Literatura”, que tuvo su origen en una sugerencia que me hizo la encantadora dama que me orienta en el camino de la literatura: “Rorry… Escribí una página donde hables de para qué sirve, según tus propias ideas, la literatura.”


Ni qué decir que la página original devino en tres y que hubieran sido más, si no hubiera recordado a tiempo la sugerencia de mi profesora.


Y ahora voy a hablar o mejor dicho escribir acerca de nació mi atracción hacia el género de la ciencia-ficción.


No creo haber tenido muchos libros infantiles con coloridas ilustraciones, quizás uno o dos, porque mi hermana y mi mamá me leían los cuentos que estaban en “El libro de las narraciones interesantes”, que era una de las secciones del “Tesoro de la Juventud”; esa maravillosa colección de la Editorial Jackson.


Recuerdo si, a “El Minotauro”, de Monteiro Lobato. Integraba una colección, lo que hoy llamaríamos una saga, de cual hubo un solo tomo en mi hogar. Contaba las aventuras de una abuela y sus dos nietos, que viajaban por el tiempo merced a unos polvillos milagrosos. Sus ilustraciones, al lápiz, reflejaban las tareas de Héracles. La naración Empieza en el Monte Parnaso (el Olimpo de los romanos)donde conocen a los dioses. Asisten a la lucha de Heracles (Hércules para la mitología romana), con la Hidra de Siete Cabezas y a la liberación de Prometeo de su tormento en el monte Cáucaso. Sumado a los incontables libros de Julio Verne que leía, mi mente era campo fértil para lo que iba a suceder después.


Tenía alrededor de nueve años cuando Papá trajo a casa el primer ejemplar de “Más allá”, la primera revista de ciencia-ficción argentina. Instantáneamente quedé atrapada por el género que me permitía acceder a mundos y culturas distintos, con planteos antropológicos, sociológicos y psicológicos que lindan con la futurología. Mundos ideales u atroces, pacíficos o guerreros. Por supuesto que a esa edad no pensaba en antropología, sociología ni otras yerbas. Sólo sentía una sed intensa por leer más y más. Aclaro que no por ello, abandoné la lectura de novelas y cuentos de otro tipo. En realidad, mi mente era una esponja que absorbía todo. Como una adicta, quería más y más.


Los autores de ciencia ficción que más me gustan son: Isaac Asimov, Paul Anderson, J.G. Ballard, Ray Bradbury, Orson Scott Card, Arthur Clarke, Robert A Heinlein, Aldous Huxley, George Orwell, Frederik Pohl. De otros no recuerdo el nombre, pues leí muchas antologías y/o revistas de ciencia ficción.


Los temas que predominan en la CF son: el fin de la especie humana o su decadencia, la emigración a otros mundos por la degradación del planeta, el choque de culturas y la discriminación casi inevitable. Capítulo aparte son los robots, especialmente enfocados por Isaac Asisimov; y las computadoras.


Bueno, queridos amigos, toda esta parrafada tuvo por objeto ofrecerles, para su lectura, el cuento “Vendrán lluvias suaves”, de Ray Bradbury, que integra el libro “Crónicas marcianas”


Pueden bajarlo de aquí.


Es un cuento muy corto y me gustaría que pudieran leerlo para darme su opinión.
 
Rorry, la Charo

lunes, 30 de agosto de 2010

A mis amigos y seguidores

Queridos amigos y seguidores

Les informo que no he podido publicar ni comentar pues desde el 13 de agosto me encuentro sin pc.
Les hago llegar mis saludos, con la esperanza de estar pronto con ustedes.

Rorry, la Charo

lunes, 26 de julio de 2010

de UN MUNDO FELIZ de Aldous Huxley

(Imagen tomada de la web)


Un mundo feliz es para mí, casi una premonición. Encontramos en sus líneas muchas de las realidades que vivimos y otras de las que ya se está hablando en el mundo de la ciencia.. Escrita en 1932 nos habla de bebés de probeta programados para distintas funciones, drogas para ser felices, máquinas que hacen ejercicio por nosotros y una sociedad embotada, sin ideas ni destino.

Dejo un fragmento que me impactó y al que no he podido olvidar pese a los años que pasaron desde que lo leí. Sé que es un poco extenso pero creo que, luego de leerlo, compartirán conmigo la desazon e inquietud que provoca.
Y, si les interesa el libro, aquí les dejo el link para bajarlo: Un mundo Feliz


---"Guardería infantil. Sala de Condicionamiento Neo-Pavloviano, anunciaba el rótulo de la entrada.
El director abrió una puerta. Entraron en una enorme habitación vacía, muy brillante y soleada, porque toda la pared que daba al Sur era un cristal de arriba a abajo. Media docena de enfermeras, con pantalones y saco de uniforme de viscosa blanca, los cabellos asépticamente ocultos bajo cofias blancas, estaban ocupadas colocando jarrones con rosas en una larga hilera en el suelo. Grandes jarrones llenos de flores. Miles de pétalos, suaves y sedosos como las mejillas de innumerables querubines, literalmente, bajo aquella luz brillante, no sólo arios y rosados, sino también luminosamente chinos y también mejicanos y hasta apopléticos a fuerza de soplar en celestiales trompetas, o pálidos como la muerte, pálidos con la blancura póstuma del mármol.
Cuando el D.I.C. entró, las enfermeras se cuadraron rígidamente.
-Pongan los libros -ordenó el director.
En silencio, las enfermeras obedecieron la orden. Entre los jarrones de rosas, los libros fueron debidamente dispuestos: una hilera de libros infantiles se abrieron invitadoramente mostrando alguna imagen alegremente coloreada de animales, peces o pájaros.
-Y ahora traigan a los niños.
Las enfermeras se apuraron a salir de la sala y volvieron en uno o dos minutos; cada una de ellas empujaba una especie de carrito de té muy alto, con cuatro estantes de tela metálica, en cada uno de los cuales había una criatura de ocho meses. Todos eran exactamente iguales (evidentemente un grupo Bokanovsky) y todos estaban vestidos de color caqui, porque pertenecían a la casta Delta.
-Pónganlos en el suelo.
Los carritos fueron descargados.
-Y ahora pónganlos para que puedan ver las flores y los libros.
Los bebitos inmediatamente se quedaron callados, y empezaron a arrastrarse hacia aquellas masas de colores vivos, aquellas formas alegres y brillantes que aparecían en las páginas blancas. Cuando ya se acercaban, el sol palideció un momento, eclipsándose tras una nube. Las rosas llamearon, como a impulsos de una pasión interior; un nuevo y profundo significado pareció brotar de las brillantes páginas de los libros. De las filas de niños que gateaban llegaron pequeños chillidos de excitación, gorjeos y ronroneos de placer.
El director se restregó las manos.
-¡Genial! -exclamó-. Ni que lo hubiera hecho a propósito.
Los más rápidos ya habían alcanzado la meta. Sus manitos se tendían, inseguras, palpaban, agarraban, deshojaban las rosas transfiguradas, arrugaban las páginas iluminadas de los libros. El director esperó verlos a todos alegremente ocupados. Entonces dijo:
-Fíjense bien.
La enfermera jefe, que estaba parada junto a un cuadro de mandos, al otro lado de la sala, bajó una pequeña palanca. Se produjo una violenta explosión. Cada vez más aguda, empezó a sonar una sirena. Se dispararon timbres de alarma, locamente.
Los niñitos se sobresaltaron y empezaron a chillar; sus rostros aparecían convulsos de terror.
-Y ahora -gritó el director (porque el estruendo era ensordecedor)-, ahora pasamos a reforzar la lección con un pequeño shock eléctrico.
Volvió a hacer una señal con la mano, y la enfermera jefe pulsó otra palanca. Los chillidos de los pequeños cambiaron súbitamente de tono. Había algo desesperado, algo casi demencial, en los gritos agudos, espasmódicos, que brotaban de sus labios. Sus cuerpitos se retorcían y cobraban rigidez; sus miembros se agitaban bruscamente, como obedeciendo a los tirones de alambres invisibles.
-Podemos electrificar toda esta zona del suelo -gritó el director, como explicación-. Pero ya es suficiente.
E hizo otra señal a la enfermera.
Las explosiones terminaron, los timbres enmudecieron, y el chillido de la sirena fue bajando de tono hasta reducirse al silencio. Los cuerpitos rígidos y retorcidos se relajaron, y lo que había sido el lloriqueo y el aullido de unos niños desatinados volvió a convertirse en el llanto normal del terror ordinario.
-Vuelvan a ofrecerles las flores y los libros.
Las enfermeras obedecieron; pero ante la proximidad de las rosas, a la sola vista de las alegres y coloreadas imágenes de los gatitos, los gallos y las ovejas, los chicos se alejaron con terror, y el volumen de su llanto aumentó súbitamente.
-Observen -dijo el director, en tono triunfal-. Observen.
Los libros y ruidos fuertes, las flores y las descargas eléctricas; en la mente de los niños ambas cosas estaban ya fuertemente relacionadas entre sí; y al cabo de doscientas repeticiones de la misma o parecida lección formarían ya una unión indisoluble. Lo que el hombre ha unido, la Naturaleza no puede separarlo.
-Crecerán con lo que los psicólogos solían llamar un odio instintivo hacia los libros y las flores. Reflejos condicionados definitivamente. Estarán a salvo de los libros y de la botánica para toda su vida. -El director se dio vuelta hacia las enfermeras-. Llévenselos.
Todavía llorando, los niños vestidos de verde fueron cargados de nuevo en los carritos y sacados de la sala, dejando tras de sí un olor a leche agria y un agradable silencio.
Uno de los estudiantes levantó la mano; aunque se daba cuenta perfectamente que no podía permitirse que los miembros de una casta baja perdieran el tiempo de la comunidad en lectura, y que siempre existía el riesgo de que leyeran algo que pudiera, por desgracia, destruir uno de sus reflejos condicionados, sin embargo... bueno, no podía entender lo de las flores. ¿Por qué molestarse en hacer psicológicamente imposible para los Deltas el amor a las flores?
Pacientemente, el D.I.C. se explicó. Si se inducía a los niños a chillar cuando veían una rosa, eso obedecía a una alta política económica. No hacía mucho tiempo (más o menos un siglo), los Gammas, los Deltas y hasta los Epsilones habían sido condicionados para que les gustaran las flores; las flores en particular, y la naturaleza salvaje en general. El propósito, en ese momento, consistía en inducirlos a salir al campo en todo momento, con el fin de que consumieran transporte.
-¿Y no consumían transporte? -preguntó el estudiante.
-Mucho -contestó el D.I.C-. Pero sólo transporte.
Las prímulas y los paisajes, explicó, tienen un grave defecto: son gratuitos. El amor a la Naturaleza no da trabajo a las fábricas. Se decidió abolir el amor a la Naturaleza, al menos entre las castas más bajas; abolir el amor a la Naturaleza, pero no la tendencia a consumir transporte. Porque, por supuesto, era fundamental que siguieran queriendo ir al campo, aunque lo odiaran. El problema residía en encontrar una razón económica más poderosa para consumir transporte que la mera inclinación a las prímulas y los paisajes. Y lo encontraron.
-Condicionamos a las masas para que odien el campo -concluyó el director-. Pero a la vez las condicionamos para que adoren los deportes campestres. Al mismo tiempo, cuidamos para que todos los deportes al aire libre impliquen el uso de complicados aparatos. Así, además de transporte, consumen artículos manufacturados. De ahí las descargas eléctricas.
-Entiendo -dijo el estudiante.
Y lleno de admiración, se quedó en silencio."...
-x-
"Un mundo feliz", escrito en 1932, describe una democracia que es, al mismo tiempo, una dictadura perfecta; una cárcel sin muros en la cual los prisioneros no soñarían con evadirse. Un sistema de esclavitud donde, gracias al sistema de consumo y el entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre.
En ese mundo, todos los niños son concebidos en probetas y están genéticamente condicionados para pertenecer a una de las 5 categorías de población. De la más inteligente a la más estúpida: los Alpha (la elite), los Betas (los ejecutantes), los Gammas (los empleados subalternos), los Deltas y los Epsilones (destinados a trabajos arduos).
Los descontentos con el sistema (los menos) son apartados de la sociedad ideal y confinados en colonias especiales donde se rodean de otras personas con similares "desviaciones", alcanzando también la felicidad.
Uno de los aspectos más relevantes de la historia es que los ciudadanos de ese mundo ideal dependen casi servilmente de una droga sintética, el Soma, para garantizar su felicidad. (de la web)

domingo, 20 de junio de 2010

de "Miedo de Volar" de Erica Jong


"En los tiempos en que los hombres cazaban y hacían alarde de su fuerza, y las mujeres se pasaban la vida preocupadas por el embarazo o muriendo de parto a menudo había que forzarlas. Los hombres se quejaban de que las mujeres eran seres fríos, insensibles, frígidos. Deseaban que fueran seductoras. Las querían apasionadas. Y ahora, las mujeres estaban aprendiendo a mostrarse seductoras y apasionadas ...¿y qué ocurría? Los hombres se retraían. Era una situación sin salida..."

A mi juicio, ésta es una de las mejores definiciones de la situación actual en las relación hombre-mujer que he leído.

Erica Jong

Erica Jong nació en Nueva York y se educó en Barnard College y en la Universidad de Columbia. Había publicado varios libros de poesía cuando Miedo a volar la catapultó a la fama internacional en 1974. Sus obras posteriores, entre ellas la novela Bendita memoria y el ensayo Miedo a los cincuenta, la han convertido en una de las mujeres más influyentes de nuestro tiempo. A lo largo de su dilatada producción como poeta, novelista y ensayista, Erica Jong nunca ha dejado de celebrar la fuerza y las posibilidades de la mujer, con energía y con pasión.



domingo, 18 de abril de 2010

Poema XII - Oliverio Girondo





XII


Oliverio Girondo



Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, fallecen, se reintegran,
se distienden, se enarcan, se menean,
se retuercen, se estiran, se caldean,
se estrangunlan, se aprietan, se estremecen,
se tantean, se juntan, desfallecen,
se repelen, se enervan, se apetecen,
se acometen, se enlazan, se entrechocan,
se agazapan, se apresan, se dislocan,
se perforan, se incrustan, se acribillan,
se remachan, se injertan, se atornillan,
se desmayan, reviven, resplandecen,
se contemplan, se inflaman, se enloquecen,
se derriten, se sueldan, se calcinan,
se desgarran, se muerden, se asesinan,
resucitan, se buscan, se refriegan,
se rehúyen, se evaden y se entregan.


Breve Biografía

Nació en Buenos Aires, en el año 1891, se dedicó a la poesía y al periodismo, en donde participó en revistas como: Proa, Prisma y Martín Fierro en las cuales también participó Jorge Luis Borges.
Entre su obra poética se encuentra: "Veinte poemas para ser leídos en el tranvía" (1922), Calcomanías (1925), Espantapájaros del año 1932, Interlunio (1937), Persuasión de los días (1942), Nuestro campo (1946). Cabe mencionar que sus poemas fueron leídos en la película "El Lado Oscuro del Corazón", en la cual también participó Mario Benedetti. Oliverio Murió en el año 1967.
Texto de (
http://www.los-poetas.com/e/giro.htm)

martes, 16 de marzo de 2010

Motivo de mi ausencia

Queridos amigos

Les informo que desde el día 7 de marzo tengo problemas con mi computadora. Esta es la razón de mi ausencia.

Volveré a publicar cuando ésto se haya solucionado.

Saludos cordiales

Rorry, la Charo

miércoles, 3 de marzo de 2010

Les explico...

Muchos de ustedes se habrán preguntado por qué mi blog se llama así. Es por ésto que resolví volver a publicar este post, que data de los primeros días del blog, y que es el responsable de su nombre.


Un no sé qué, un no sé cuando, ni adonde, ni porqué...

Un día decidí escribir un no sé qué, un no sé cuándo ni adonde, ni por qué para que nadie entendiera lo que en realidad sucedía en mi interior. Y eso luego devino en yo sé cómo, yo sé cuándo, yo sé dónde y por qué, pero tampoco supieron desentrañar la verdad.

Perdidos en los si acaso, quedaron miedos, dudas y pasiones. Amores eternos y encuentros furtivos. Largas añoranzas y dichas fugaces. Algún si sé cuándo, y sé con quien, en dónde y porqué fue.Porque si hubo un acaso devenido, no fue por intención sino casual. Porque si quise un real acontecido, no fue, no pudo ser ni lo será.

Y por eso, pues no quiero que lo sepan, porque sé quien quise ser; que fui lo que no quería, ni deseaba; que ahora soy lo que soy porque lo quiero; es que sigo escribiendo estas líneas para que quien desee entenderme, no lo haga y, aunque crea que lo logra, en realidad no comprenda nada.

¿Y esto por qué? Porque siempre trataron que fuera lo que no quería, que deseara lo que no me apetecía y que eligiera lo que no me interesaba. Nena linda, buena nena. Nena de papá y mamá. Que hacía lo que se debía y no lo que anhelaba.

Pero no sé dónde, ni cuándo, ni porqué fue que la nena dejó el sendero y se internó en lo desconocido. Nena buena, nena linda de mamá y papá. Estudiosa, inteligente y respetuosa. Prudente y recatada. Nena mala. Salvaje, apasionada, irreverente, imprudente, curiosa y arriesgada . A quien si sé cuándo, si sé dónde y por qué le ocurrió lo que yo sé, eso que le permitió descubrir que sentía, ardía y se consumía. Que lloraba, que gritaba y que gozaba…

Que vivía y que ante ella se abría el camino de la vida, aquel que la tentaba...

María del Rosario Márquez Bello

Derechos Reservados

viernes, 26 de febrero de 2010

Definición del amor - Francisco de Quevedo




Es hielo abrasador, es fuego helado,

es herida que duele y no se siente,

es un soñado bien, un mal presente,

es un breve descanso muy cansado.


Es un descuido que nos da cuidado,

un cobarde con nombre de valiente,

un andar solitario entre la gente,

un amar solamente ser amado.



Es una libertad encarcelada,

que dura hasta el postrero paroxismo,

enfermedad que crece si es curada.



Este es el niño Amor, éste es tu abismo.

¡Mirad cual amistad tendrá con nada

el que en todo es contrario de sí mismo!


Francisco de Quevedo


Me parece fascinante este juego de contrastes que ejecuta Quevedo.¿Que opinan ustedes?
A continuación, una breve biografía de Quevedo:

(Madrid, 1580 - Villanueva de los Infantes, España, 1645) Escritor español. Los padres de Francisco de Quevedo desempeñaban altos cargos en la corte, por lo que desde su infancia estuvo en contacto con el ambiente político y cortesano. Estudió en el colegio imperial de los jesuitas, y, posteriormente, en las Universidades de Alcalá de Henares y de Valladolid, ciudad ésta donde adquirió su fama de gran poeta y se hizo famosa su rivalidad con Góngora.
Siguiendo a la corte, en 1606 se instaló en Madrid, donde continuó los estudios de teología e inició su relación con el duque de Osuna, a quien Francisco de Quevedo dedicó sus traducciones de Anacreonte, autor hasta entonces nunca vertido al español.
En 1613 Quevedo acompañó al duque a Sicilia como secretario de Estado, y participó como agente secreto en peligrosas intrigas diplomáticas entre las repúblicas italianas. De regreso en España, en 1616 recibió el hábito de caballero de la Orden de Santiago. Acusado, parece que falsamente, de haber participado en la conjuración de Venecia, sufrió una circunstancial caída en desgracia, a la par, y como consecuencia, de la caída del duque de Osuna (1620); detenido fue condenado a la pena de destierro en su posesión de Torre de Juan Abad (Ciudad Real).

domingo, 21 de febrero de 2010

"Setenta Balcones y ninguna flor"



SETENTA BALCONES Y NINGUNA FLOR

Setenta balcones hay en esta casa,
setenta balcones y ninguna flor.
¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa?
¿Odian el perfume, odian el color?

La piedra desnuda de tristeza agobia,
¡Dan una tristeza los negros balcones!
¿No hay en esta casa una niña novia?
¿No hay algún poeta bobo de ilusiones?

¿Ninguno desea ver tras los cristales
una diminuta copia de jardín?
¿En la piedra blanca trepar los rosales,
en los hierros negros abrirse un jazmín?

Si no aman las plantas no amarán el ave,
no sabrán de música, de rimas, de amor.
Nunca se oirá un beso, jamás se oirá una clave...

¡Setenta balcones y ninguna flor!

Baldomero Fernándes Moreno

Esta es una de las primeras poesías que oí en mi infancia, recitada por mi hermana. La imagen de la foto es la del edificio de departamentos que se cree fué la inspiración del poeta. Aunque últimamente hay controversia sobre ese tema y se cita otro edificio que está en el barrio de Flores.


Baldomero Fernández Moreno nació el 15 de septiembre en Buenos Aires, Argentina en 1886. Poeta argentino, considerado uno de los más importantes exponentes de la corriente o tendencia denominada sencillismo. Hijo de padres españoles, vivió unos años en España, donde estudió Humanidades. En 1899 regresó a Argentina e inició un lento aprendizaje literario, a la vez que avanzó y concluyó sus estudios de Medicina, profesión que ejerció en paralelo a su vocación poética. Fue colaborador en periódicos y revistas, obtuvo el Premio Nacional y el Municipal de Literatura y fue miembro de la Academia Argentina de Letras.
Fernández Moreno dio su propia versión de una poesía ciudadana y porteña; con su primer libro, Las iniciales del misal (1915), obra ya madura, señaló un alejamiento de las características más ostentosas del modernismo a favor de una lírica llana, realista, sin patetismo ni delectación metafórica, lo que se denominó sencillismo. Éste, logrado por la disciplina que se impuso, le dio un curioso aire clásico en la forma y de modernidad en la inquietud espiritual que transmitía su contenido.
El sencillismo no puede ser entendido como un movimiento literario en el sentido tradicional del término, aun cuando otros escritores, como Alfredo Bufano, Pedro Herreros y Miguel Camino, hayan seguido y profundizado esta tendencia poética. En líneas generales, el sencillismo es una forma de observar y apreciar la realidad en las cosas cotidianas y sencillas, sustrayéndolas al intento de profundizar en aspectos abstractos y utilizando un lenguaje sin florilegios eruditos. La crítica literaria ha destacado el hallazgo por parte de Fernández Moreno de un camino auténtico y propio dentro de la poesía argentina, con una inflexión singular y espontánea.
Fallece en 1950 en su ciudad natal, Buenos Aires, Argentina.


viernes, 5 de febrero de 2010

¿Para qué sirve la literatura?

¿Para que sirve la literatura?...
La literatura es una ventana a la fantasía, un pasaporte a la realidad y al conocimiento de culturas, vidas, sueños y territorios lejanos. La literatura es vida, alimento para el espíritu y solaz para la mente.
Si hablo de la literatura tengo que decir que fue la varita mágica que me abrió la ventana a la fantasía, al descubrimiento del mundo en que vivo, a las ilusiones, heroísmos y cobardías.


Con Monteiro Lobato y su Minotauro, recorrí las montañas e islas griegas, ascendí al Olimpo, conocí a sus dioses y semidioses, saboreando néctar y ambrosía mientras presenciaba sus rencillas. Estuve con Hércules, vi a la Hidra de siete cabezas y a Prometeo atado a una roca pagando la osadía de haber robado el fuego de los dioses.

Con Julio Verne recorrí África en un globo, lo profundo del mar con el Nautilus, di la vuelta al mundo para ganar una apuesta y llegué hasta el Estrecho de Magallanes. Compartí la prisión con el conde de Montecristo, sufrí junto a D’Artagnan cuando asesinaron a su amada, subí por el árbol de guisantes hasta llegar al reino del ogro y sentí el dolor que taladraba los pies de la pobre sirenita.

Luego llegaron a mi vida los libros de ciencia ficción, la revista Mas Allá, la saga de los Aznar, Asimov con sus robots más que humanos, Bradbury con la triste nostalgia por lo que habríamos de perder en el futuro. De la mano de Huxley conocí el soma, la fecundación in vitro y la programación de los seres humanos. Orwell en “Mil novecientos ochenta y cuatro” me habló del Hermano mayor, la manipulación de la historia (como dice la canción “...si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia...”) y también me permitió descubrir cual podría ser mi terror más profundo, aquel capaz de doblegar mi voluntad o llevarme a la locura.

Supe de la filosofía y costumbres de China con “Una hoja en la tormenta”;"Peonia Roja", "Seda" y “Las llaves del Reino”. Ellas me hicieron vivir en la pobreza, el imperio y una aterradora guerra civil.

Me sentí una yanqui de pura cepa, pues Tom Sawyer, Hombrecitos, Mujercitas, Papaíto Piernas Largas, Jane Eyre y luego la colección “Rastros” me hicieron creer que yo era una de ellos. Que los cowboys cabalgaban por las pampas, los indios eran malos y los bisontes debían ser exterminados por el bien de la nación..

En mi temprana adolescencia “La chispa de la vida” de Erich María Remarque me llevó al terror y la desesperanza de los campos de concentración. Luego, ya adulta, “La hora veinticinco” y su continuación “Una segunda oportunidad” me hicieron sentir que no hay esperanzas para los que quieren vivir en paz. Que siempre habrá una guerra, un nuevo conflicto, una diferencia política, racial o religiosa que será aprovechada por aquellos que lucran con el dolor y las necesidades para desatar otra contienda..

Esos libros fueron los que reafirmaron mi convicción. Ya me había horrorizado leer en Las llaves del Reino el momento en el que traen a un chino que había sido prisionero de unos guerrilleros y descubren que éstos le habían hecho, con clavos, una corona en la cabeza a semejanza de la corona de espinas de Jesucristo, porque se había convertido al cristianismo. Sin embargo, ver como los protagonistas de “La Segunda oportunidad”, padecen primero bajo el dominio alemán y luego como, cuando son liberados, les cobran el precio del odio con la vida de su pequeño hijo, leer que en el momento en que creen estar en paz ven aterrizar en sus campos un helicóptero. Y, que de él descienden soldados que vienen a liberarlos en nombre de quien sabe qué idea política; y empieza a girar, otra vez, la rueda de la guerra y el terror en la que ellos quedan envueltos, me produjo un impacto tan grande que nunca quise releerlo libro y me deshice de él en cuanto pude. Como si fuera el transmisor de la peste de la guerra.

De todo lo que leí aprendí algo, descubrí nuevos mundos, otras formas de vivir, costumbres y religiones desconocidas. Al mismo tiempo viví las vidas y aventuras de sus protagonistas. Fui Desirée Clary novia de Napoleón y devota esposa de Bernardote. Sentí con ella la falta de cariño de su madre adoptiva, la reina de Suecia. Siguiendo su vida estuve en la Francia revolucionaria, la del Imperio y el regreso de los Borbones. Estuve en Capri con la “Historia de San Michelle”, embalsamé cadáveres con Sinhué el Egipcio, fui etrusca, romana, inglesa, china, japonesa, lapona o mujer de las cavernas. Estuve en la Polinesia, en España, en el fondo del mar y en lo alto de los cielos. En la cumbre helada de los Andes junto a los sobrevivientes de un accidente aéreo y en un velero recorriendo los mares del sur. . Navegué en el acorazado Graf Spee y con los barcos piratas de Salgari. Crucé el espacio en autoplanetas y naves espaciales. Viajé al centro de la tierra con Julio Verne. Fui feliz y desdichada. Reí y lloré junto a los protagonistas de mis lecturas. Imaginé paisajes que no pueden ser recreados por ninguna tecnología, conocí culturas inexistentes y procuré descifrar la escritura de los dioses en la penumbra de un calabozo. Fui victima y victimaria. Seducida y seductora. He muerto mil veces. De frío en Alaska, de sed en el desierto. De hambre en los campos de concentración y de placer en los brazos de un ser amado. Di vida y otorgué muerte. Ascendí a las montañas en busca de mármol para crear esculturas por orden del Papa y junté hojas de palmeras en una perdida isla del Pacífico para hacer una choza que me sirviera de cobijo. Descubrí ciudades perdidas y arrasé civilizaciones enteras. Fui Atila, Carlomagno, Cleopatra o la Perricholi. Sentí como el amor, ya fuera divino o mundano, transformaba a Juana de Orleáns, Juana la loca y a Juana Manuela Gorriti en mujeres que se destacaban del resto de sus congéneres. Supe del odio, de la ambición, de la entrega generosa y de aquella que solapa fines mezquinos, de la vida de los hombres y los animales, de la historia y la fantasía.

Y así, a lo largo de los años, día a día, hora a hora, la literatura fue refugio, acicate, guía, consuelo, solaz, formadora y deformadora, de lo que soy y de lo que pude haber sido, de lo que fui o de lo que no pude evitar ser. Semilla y sal en el surco de mi vida, señalización de los “si hubiera” que quedaron en el camino.

Hoy, cercana a la literatura pero alejada por motivos ajenos a mi voluntad, añoro aquellos momentos de entrega apasionada al placer y a la ansiosa expectativa de abrir un libro y sumergirme en él sin tener idea del tiempo que transcurre mientras recorro sus hojas y absorbo, como tierra sedienta, las ideas e historias que él encierra.-


María del Rosario Márquez Bello (2006)
Rorry, la Charo

Derechos Reservados


miércoles, 3 de febrero de 2010

A mis amigos y seguidores

Por motivos familiares, superados con felicidad, (y problemas con mi Pc y antivirus),no estuve publicando en este blog y no había caído en cuenta de que tenía tantos comentarios sin contestar.
Aparentemente un error de Google fué la causa de que no recibiera notificación de los comentarios recibidos.

Les pido perdón por esta falta de cortesía que trataré de remediar ahora...

Un abrazo

María del Rosario Márquez Bello

Rorry, la Charo


Rorry, la Charo.

 
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