Queridos amigos
Les informo que desde el día 7 de marzo tengo problemas con mi computadora. Esta es la razón de mi ausencia.
Volveré a publicar cuando ésto se haya solucionado.
Saludos cordiales
Rorry, la Charo
Un día decidí escribir un no sé qué, un no sé cuándo ni adonde, ni por qué para que nadie entendiera lo que en realidad sucedía en mi interior. Y eso luego devino en yo sé cómo, yo sé cuándo, yo sé dónde y por qué, pero tampoco supieron desentrañar la verdad.Por eso, publicaré algunos de mis cuentos, relatos y poemas.Y tambien textos de autores que dejaron su impronta... Quizás así puedan entender...
martes, 16 de marzo de 2010
Motivo de mi ausencia
miércoles, 3 de marzo de 2010
Les explico...
Muchos de ustedes se habrán preguntado por qué mi blog se llama así. Es por ésto que resolví volver a publicar este post, que data de los primeros días del blog, y que es el responsable de su nombre.
Un no sé qué, un no sé cuando, ni adonde, ni porqué...
Un día decidí escribir un no sé qué, un no sé cuándo ni adonde, ni por qué para que nadie entendiera lo que en realidad sucedía en mi interior. Y eso luego devino en yo sé cómo, yo sé cuándo, yo sé dónde y por qué, pero tampoco supieron desentrañar la verdad.
Perdidos en los si acaso, quedaron miedos, dudas y pasiones. Amores eternos y encuentros furtivos. Largas añoranzas y dichas fugaces. Algún si sé cuándo, y sé con quien, en dónde y porqué fue.Porque si hubo un acaso devenido, no fue por intención sino casual. Porque si quise un real acontecido, no fue, no pudo ser ni lo será.
Y por eso, pues no quiero que lo sepan, porque sé quien quise ser; que fui lo que no quería, ni deseaba; que ahora soy lo que soy porque lo quiero; es que sigo escribiendo estas líneas para que quien desee entenderme, no lo haga y, aunque crea que lo logra, en realidad no comprenda nada.
¿Y esto por qué? Porque siempre trataron que fuera lo que no quería, que deseara lo que no me apetecía y que eligiera lo que no me interesaba. Nena linda, buena nena. Nena de papá y mamá. Que hacía lo que se debía y no lo que anhelaba.
Pero no sé dónde, ni cuándo, ni porqué fue que la nena dejó el sendero y se internó en lo desconocido. Nena buena, nena linda de mamá y papá. Estudiosa, inteligente y respetuosa. Prudente y recatada. Nena mala. Salvaje, apasionada, irreverente, imprudente, curiosa y arriesgada . A quien si sé cuándo, si sé dónde y por qué le ocurrió lo que yo sé, eso que le permitió descubrir que sentía, ardía y se consumía. Que lloraba, que gritaba y que gozaba…
Que vivía y que ante ella se abría el camino de la vida, aquel que la tentaba...
María del Rosario Márquez Bello
viernes, 26 de febrero de 2010
Definición del amor - Francisco de Quevedo
Es hielo abrasador, es fuego helado,
Es un descuido que nos da cuidado,
Es una libertad encarcelada,
Este es el niño Amor, éste es tu abismo.
Francisco de Quevedo
Siguiendo a la corte, en 1606 se instaló en Madrid, donde continuó los estudios de teología e inició su relación con el duque de Osuna, a quien Francisco de Quevedo dedicó sus traducciones de Anacreonte, autor hasta entonces nunca vertido al español.
En 1613 Quevedo acompañó al duque a Sicilia como secretario de Estado, y participó como agente secreto en peligrosas intrigas diplomáticas entre las repúblicas italianas. De regreso en España, en 1616 recibió el hábito de caballero de la Orden de Santiago. Acusado, parece que falsamente, de haber participado en la conjuración de Venecia, sufrió una circunstancial caída en desgracia, a la par, y como consecuencia, de la caída del duque de Osuna (1620); detenido fue condenado a la pena de destierro en su posesión de Torre de Juan Abad (Ciudad Real).
domingo, 21 de febrero de 2010
"Setenta Balcones y ninguna flor"
SETENTA BALCONES Y NINGUNA FLOR
Setenta balcones hay en esta casa,
La piedra desnuda de tristeza agobia,
¿Ninguno desea ver tras los cristales
Si no aman las plantas no amarán el ave,
¡Setenta balcones y ninguna flor!
Baldomero Fernándes Moreno
Esta es una de las primeras poesías que oí en mi infancia, recitada por mi hermana. La imagen de la foto es la del edificio de departamentos que se cree fué la inspiración del poeta. Aunque últimamente hay controversia sobre ese tema y se cita otro edificio que está en el barrio de Flores.
Baldomero Fernández Moreno nació el 15 de septiembre en Buenos Aires, Argentina en 1886. Poeta argentino, considerado uno de los más importantes exponentes de la corriente o tendencia denominada sencillismo. Hijo de padres españoles, vivió unos años en España, donde estudió Humanidades. En 1899 regresó a Argentina e inició un lento aprendizaje literario, a la vez que avanzó y concluyó sus estudios de Medicina, profesión que ejerció en paralelo a su vocación poética. Fue colaborador en periódicos y revistas, obtuvo el Premio Nacional y el Municipal de Literatura y fue miembro de la Academia Argentina de Letras.
Fernández Moreno dio su propia versión de una poesía ciudadana y porteña; con su primer libro, Las iniciales del misal (1915), obra ya madura, señaló un alejamiento de las características más ostentosas del modernismo a favor de una lírica llana, realista, sin patetismo ni delectación metafórica, lo que se denominó sencillismo. Éste, logrado por la disciplina que se impuso, le dio un curioso aire clásico en la forma y de modernidad en la inquietud espiritual que transmitía su contenido.
El sencillismo no puede ser entendido como un movimiento literario en el sentido tradicional del término, aun cuando otros escritores, como Alfredo Bufano, Pedro Herreros y Miguel Camino, hayan seguido y profundizado esta tendencia poética. En líneas generales, el sencillismo es una forma de observar y apreciar la realidad en las cosas cotidianas y sencillas, sustrayéndolas al intento de profundizar en aspectos abstractos y utilizando un lenguaje sin florilegios eruditos. La crítica literaria ha destacado el hallazgo por parte de Fernández Moreno de un camino auténtico y propio dentro de la poesía argentina, con una inflexión singular y espontánea.
Fallece en 1950 en su ciudad natal, Buenos Aires, Argentina.
viernes, 5 de febrero de 2010
¿Para qué sirve la literatura?
¿Para que sirve la literatura?...
La literatura es una ventana a la fantasía, un pasaporte a la realidad y al conocimiento de culturas, vidas, sueños y territorios lejanos. La literatura es vida, alimento para el espíritu y solaz para la mente.
Si hablo de la literatura tengo que decir que fue la varita mágica que me abrió la ventana a la fantasía, al descubrimiento del mundo en que vivo, a las ilusiones, heroísmos y cobardías.
Con Monteiro Lobato y su Minotauro, recorrí las montañas e islas griegas, ascendí al Olimpo, conocí a sus dioses y semidioses, saboreando néctar y ambrosía mientras presenciaba sus rencillas. Estuve con Hércules, vi a la Hidra de siete cabezas y a Prometeo atado a una roca pagando la osadía de haber robado el fuego de los dioses.
Con Julio Verne recorrí África en un globo, lo profundo del mar con el Nautilus, di la vuelta al mundo para ganar una apuesta y llegué hasta el Estrecho de Magallanes. Compartí la prisión con el conde de Montecristo, sufrí junto a D’Artagnan cuando asesinaron a su amada, subí por el árbol de guisantes hasta llegar al reino del ogro y sentí el dolor que taladraba los pies de la pobre sirenita.
Luego llegaron a mi vida los libros de ciencia ficción, la revista Mas Allá, la saga de los Aznar, Asimov con sus robots más que humanos, Bradbury con la triste nostalgia por lo que habríamos de perder en el futuro. De la mano de Huxley conocí el soma, la fecundación in vitro y la programación de los seres humanos. Orwell en “Mil novecientos ochenta y cuatro” me habló del Hermano mayor, la manipulación de la historia (como dice la canción “...si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia...”) y también me permitió descubrir cual podría ser mi terror más profundo, aquel capaz de doblegar mi voluntad o llevarme a la locura.
Supe de la filosofía y costumbres de China con “Una hoja en la tormenta”;"Peonia Roja", "Seda" y “Las llaves del Reino”. Ellas me hicieron vivir en la pobreza, el imperio y una aterradora guerra civil.
Me sentí una yanqui de pura cepa, pues Tom Sawyer, Hombrecitos, Mujercitas, Papaíto Piernas Largas, Jane Eyre y luego la colección “Rastros” me hicieron creer que yo era una de ellos. Que los cowboys cabalgaban por las pampas, los indios eran malos y los bisontes debían ser exterminados por el bien de la nación..
En mi temprana adolescencia “La chispa de la vida” de Erich María Remarque me llevó al terror y la desesperanza de los campos de concentración. Luego, ya adulta, “La hora veinticinco” y su continuación “Una segunda oportunidad” me hicieron sentir que no hay esperanzas para los que quieren vivir en paz. Que siempre habrá una guerra, un nuevo conflicto, una diferencia política, racial o religiosa que será aprovechada por aquellos que lucran con el dolor y las necesidades para desatar otra contienda..
Esos libros fueron los que reafirmaron mi convicción. Ya me había horrorizado leer en Las llaves del Reino el momento en el que traen a un chino que había sido prisionero de unos guerrilleros y descubren que éstos le habían hecho, con clavos, una corona en la cabeza a semejanza de la corona de espinas de Jesucristo, porque se había convertido al cristianismo. Sin embargo, ver como los protagonistas de “La Segunda oportunidad”, padecen primero bajo el dominio alemán y luego como, cuando son liberados, les cobran el precio del odio con la vida de su pequeño hijo, leer que en el momento en que creen estar en paz ven aterrizar en sus campos un helicóptero. Y, que de él descienden soldados que vienen a liberarlos en nombre de quien sabe qué idea política; y empieza a girar, otra vez, la rueda de la guerra y el terror en la que ellos quedan envueltos, me produjo un impacto tan grande que nunca quise releerlo libro y me deshice de él en cuanto pude. Como si fuera el transmisor de la peste de la guerra.
De todo lo que leí aprendí algo, descubrí nuevos mundos, otras formas de vivir, costumbres y religiones desconocidas. Al mismo tiempo viví las vidas y aventuras de sus protagonistas. Fui Desirée Clary novia de Napoleón y devota esposa de Bernardote. Sentí con ella la falta de cariño de su madre adoptiva, la reina de Suecia. Siguiendo su vida estuve en la Francia revolucionaria, la del Imperio y el regreso de los Borbones. Estuve en Capri con la “Historia de San Michelle”, embalsamé cadáveres con Sinhué el Egipcio, fui etrusca, romana, inglesa, china, japonesa, lapona o mujer de las cavernas. Estuve en la Polinesia, en España, en el fondo del mar y en lo alto de los cielos. En la cumbre helada de los Andes junto a los sobrevivientes de un accidente aéreo y en un velero recorriendo los mares del sur. . Navegué en el acorazado Graf Spee y con los barcos piratas de Salgari. Crucé el espacio en autoplanetas y naves espaciales. Viajé al centro de la tierra con Julio Verne. Fui feliz y desdichada. Reí y lloré junto a los protagonistas de mis lecturas. Imaginé paisajes que no pueden ser recreados por ninguna tecnología, conocí culturas inexistentes y procuré descifrar la escritura de los dioses en la penumbra de un calabozo. Fui victima y victimaria. Seducida y seductora. He muerto mil veces. De frío en Alaska, de sed en el desierto. De hambre en los campos de concentración y de placer en los brazos de un ser amado. Di vida y otorgué muerte. Ascendí a las montañas en busca de mármol para crear esculturas por orden del Papa y junté hojas de palmeras en una perdida isla del Pacífico para hacer una choza que me sirviera de cobijo. Descubrí ciudades perdidas y arrasé civilizaciones enteras. Fui Atila, Carlomagno, Cleopatra o la Perricholi. Sentí como el amor, ya fuera divino o mundano, transformaba a Juana de Orleáns, Juana la loca y a Juana Manuela Gorriti en mujeres que se destacaban del resto de sus congéneres. Supe del odio, de la ambición, de la entrega generosa y de aquella que solapa fines mezquinos, de la vida de los hombres y los animales, de la historia y la fantasía.
Y así, a lo largo de los años, día a día, hora a hora, la literatura fue refugio, acicate, guía, consuelo, solaz, formadora y deformadora, de lo que soy y de lo que pude haber sido, de lo que fui o de lo que no pude evitar ser. Semilla y sal en el surco de mi vida, señalización de los “si hubiera” que quedaron en el camino.
Hoy, cercana a la literatura pero alejada por motivos ajenos a mi voluntad, añoro aquellos momentos de entrega apasionada al placer y a la ansiosa expectativa de abrir un libro y sumergirme en él sin tener idea del tiempo que transcurre mientras recorro sus hojas y absorbo, como tierra sedienta, las ideas e historias que él encierra.-
María del Rosario Márquez Bello (2006)
Derechos Reservados
miércoles, 3 de febrero de 2010
A mis amigos y seguidores
Un abrazo
María del Rosario Márquez Bello
Rorry, la Charo
jueves, 10 de diciembre de 2009
El Pasado - de Jorge Luis Borges
Todo era fácil, nos parece ahora,
en el plástico ayer irrevocable:
Sócrates que apurada la cicuta,
discurre sobre el alma y su camino
mientras la muerte azul le va subiendo
desde los pies helados; la implacable
espada que retumba en la balanza;
Roma, que impone el numeroso hexámetro
al obstinado mármol de esa lengua
Que manejamos hoy despedazada;
los piratas de Hengist que atraviesan
a remo el temerario Mar del Norte
y con las fuertes manos y el coraje
fundan un reino que será el Imperio;
el rey sajón que ofrece al rey noruego
los siete pies de tierra y que ejecuta,
antes que el sol decline, la promesa
en la batalla de hombres; los jinetes
del desierto, que cubren el Oriente
y amenazan las cúpulas de Rusia;
un persa que refiere la primera
de las Mil y Una Noches y no sabe
que inicia un libro que los largos siglos
de las generaciones ulteriores
no entregarán al silencioso olvido;
Snorri que salva en su perdida Thule,
a la luz de crepúsculos morosos
o en la noche propicia a la memoria,
las letras y los dioses de Germania;
el joven Schopenhauer, que descubre
el plano general del universo;
Whitman, que en una redacción de Brooklin,
entre el olor a tinta y a tabaco,
toma y no dice a nadie la infinita
resolución de ser todos los hombres
y de escribir un libro que sea todos;
Arredondo, que mata a Idiarte Borda
en la mañana de Montevideo
y se da a la justicia declarando
que ha obrado solo y que no tiene cómplices;
el soldado que muere en Normandía,
el soldado que muere en Galilea.
Esas cosas pudieron no haber sido.
Casi no fueron. Las imaginamos
en un fatal ayer inevitable.
No hay otro tiempo que el ahora, este ápice
del ya será y del fue, de aquel instante
en que la gota cae en la clepsidra.
El ilusorio ayer es un recinto
de figuras inmóviles de cera
o de reminiscencias literarias
que el tiempo irá perdiendo en sus espejos.
Erico el Rojo, Carlos Doce, Breno
y esa tarde inasible que fue tuya
son en su eternidad, no en la memoria.
viernes, 20 de noviembre de 2009
Casas Cuadradas - Alfonsina Storni
Este poema de Alfonsina fué escrito en 1920.
No quise ilustrarlo con casas de aquellos años, pues preferí imàgenes que muestren y demuestren que hemos llegado al epítome de lo que ella describe.
¿Es que, realmente, tendremos el alma cuadrada?
martes, 10 de noviembre de 2009
Ojos
domingo, 1 de noviembre de 2009
"La pantera" Jorge Luis Borges
Etiquetas
- Autores que dejaron su impronta (13)
- Autores que dejaron su impronta; (1)
- Darse Cuenta (1)
- Ensayos (2)
- Mensajes a los lectores (1)
- Musica y videos (3)
- Pensamientos (1)
- Poemas (9)
- Re-editando un post (1)
- Relatos (3)